El jueves pasado tuvo lugar uno de los eventos más importantes de la historia – al menos para mi – MI CUMPLEAÑOS. Y es que definitivamente soy una mujer que ama celebrar los aniversarios de vida, realmente disfruto cada momento del día, disfruto la comida (algo que no suele pasar en el diario vivir, tengo algo así como una relación de odio-amor con la comida), disfruto hasta el más mínimo detalle y es que me siento importante, agradecida y sobre todo… feliz. Sin embargo, este año tuve muchos sentimientos encontrados. Al estar lejos de mi país, el extrañar a mis padres, mis gatos, mi familia y amigos en general se hace más evidente la sensación de un vacío en el pecho; pero, por otro lado, mi novio hizo que todo fuera perfecto y especial y es que me sorprende porque al llevar tan poco tiempo viviendo juntos, sabe exactamente lo que me gusta, está siempre pendiente de mis intereses y de cada mínimo detalle. Además, que más podría yo pedirle a la vida: llegó la primavera, era festivo de Semana Santa, hacía un sol delicioso, estaba en el país que siempre había querido conocer y puedo decir que me sentía con más vida que nunca.
Las personas que más me conocen saben que el momento que más disfruto del día, es el desayuno y ¿adivinen qué? Mi día empezó de la mejor manera. Sinceramente no pensé que me iban a despertar con una comida tan especial y es que aquí en España los desayunos son más de bollería dulce o churros, embutidos, panes con aceite y yo soy más del huevito, queso, arepa, así bien paisa.
Así pues, me despierto con un desayuno hecho por mi novio, captando cada uno de mis gustos. Unas tostadas con aguacate, huevo, tomate Cherry, mozzarella de búfala, jamoncito serrano, un bowl de frutas y jugo. Definitivamente no puedo estar más mimada, respetada y amada.
Luego de barriga llena, corazón contento, nada más y nada menos que lo que más amo en esta vida, viajar y al mar. Empacamos maletas, organizamos todo y nos dispusimos a tomar camino hacia Benidorm. “Benidorm es un balneario en la costa este de España, parte de la famosa Costa Blanca de la región de Valencia. Es un popular destino vacacional mediterráneo famoso por su vida nocturna. Sus dos amplias playas de arena, la playa de Levante y la playa Poniente, están bordeadas de paseos costeros con palmeras, bares y filas de rascacielos”. Me sorprendió bastante la gran influencia británica en estas costas, la cantidad de ingleses que se pasean por sus calles y el ambiente de rumba que se respira no solo en las noches. Era la primera vez que iba a una playa en la que el calor no era intenso, en las que en ocasiones era imprescindible el abrigo por la brisa fría que aun acompaña a la primavera y las aguas heladas del Mediterráneo me hicieron saber que me encontraba lejos de mi caluroso caribe. Pero eso es lo bonito de la vida, que te permite vivir nuevas experiencias, conocer nuevos lugares, nuevas culturas y eso, más que nada, te hace crecer y ver la vida con otra perspectiva, te hace valorar cada paso, cada detalle y cada vivencia. Nos hospedamos en el Hotel Helios, un hotel muy bonito, bien ubicado y con una relación calidad/precio bastante buena tratándose de la época.
Esa misma noche, la noche de mi cumpleaños, fuimos a cenar a Tony Roma’s, un restaurante de cultura americana, en el cual me comí la ensalada más deliciosa del universo. Se llama Santa Fe Salad y tiene lechuga, pechuga de pollo crujiente, bacon crispy, queso cheddar y tomate cherry con aderezo de salsa de mostaza dulce. Lo mejor, todo dentro de una tortilla de trigo crujiente. No es por hacer publicidad pero que cosa más exquisita. Y para cerrar con broche de oro, una galleta hecha al momento, coronada por helado y goloso chocolate caliente, eso sí, con su respectiva velita de cumpleaños.
Al llegar hotel, tenía una linda sorpresa. En la habitación había una botella de champán con un postrecito y una carta, realmente me hicieron sentir muy bien con este detalle. Pero esperen un momento, ¿han tenido la oportunidad de casi quebrar un televisor con un corcho? Jajaja casi nos pasa, pero esa es otra historia…
Llega la mañana del día 15 de abril y después de todo lo que había comido el día anterior, yo solo pensaba en el Buffet de desayuno que me esperaba en la Planta Baja del Hotel. Ustedes no se imaginan lo que yo sentí cuando vi todo lo que había, literalmente me sentí como un niño en DisneyLand. Había pasteles, panes de todas las clases, frutas, jamones, quesos, tocineta, cereales, huevos, jugos, café… Y sí, lo admito, me comí por ahí unos 5000 pancakes 😊.
Para bajar toda esta comida, hacía sol y queríamos disfrutar del clima, nos fuimos a recorrer la costa de Benidorm, caminamos hasta un mirador llamado Balcón del Mediterráneo, desde allí puedes avistar las dos playas que conforman Benidorm en todo su esplendor, estuvimos haciendo varias fotos, escuchando el cantante local y disfrutando del arte callejero, con el mar Mediterráneo de fondo, digno de enmarcar.
Continuamos caminando hasta el Gran Hotel Bali, allí tienen un mirador a 186 metros de altura, desde donde puedes ver en todo su esplendor, la espectacular ciudad alicantina. Este hotel tuvo por mucho tiempo el título del hotel más alto de España y se encuentra en la Playa Poniente de Benidorm. La entrada al mirador tiene un costo de 6€ por persona y con este valor puedes consumir una bebida en el bar del hotel. De vuelta a nuestro hotel, disfrutamos una tarde de unos perfectos 23 grados, piscina, turco, jacuzzi, mojitos y cerveza hicieron el match perfecto.
¿Y cómo íbamos a ir a la Comunidad valenciana sin comernos su famosa Paella? Esta mezcla de arroz, pollo, verduras y mariscos, se ha convertido en el emblema de la cocina española conocida a nivel internacional y nuevamente con el frio mar Mediterráneo de fondo, disfrutamos de un hermoso atardecer y una rica comida.
Fue un viaje soñado. Disfrutamos de la playa, conocí el Mar Mediterráneo (por cierto, estaba heladísimo, no sé cómo había personas allí), caminamos, tomamos el sol, gozamos de la piscina, comimos delicioso, disfruté mi desayuno tipo Buffet como nunca, cumplí mis años muy feliz con la mejor compañía… Pero ya era tiempo de volver a Madrid, a casa. Cogimos carretera el 16 de abril, sábado en la tarde, disfrutamos del rico sol que nos acompañó todo el viaje. Ya era hora de volver a la realidad, seguir soñando y disfrutando de este país tan hermoso y hasta el próximo 14 de abril…
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