Santa Marta es un lugar lleno de magia, es sin lugar a duda mi destino favorito para escapar de la rutina, contemplar el mar con una fría cerveza o un Coco Loco y definitivamente donde los más espectaculares atardeceres hacen su aparición. Es una ciudad conocida por su contraste de paisajes, empezando por sus hermosas y diversas playas, pasando por un clima perfecto para el cultivo del café, lleno de ríos y biodiversidad, hasta llegar a la imponente Sierra Nevada, la montaña costera más alta del mundo. Y como no deleitarse con una ciudad colmada de historia, pueblos ancestrales y toda la tranquilidad y paz que solo puede brindarte una belleza y exuberancias únicas en el mundo.
Lejos de ser un blog en el cuál haya un itinerario de lo que debes hacer o visitar en Santa Marta, más bien quiero contarte que es eso que siento cuando estoy en estas tierras samarias y porque disfruto tanto de este inigualable paraíso.
Creo que nunca he dejado de descubrir algo nuevo en Santa Marta, desde una playa, un lugar para comer, un lugar histórico o una caminata por algún lugar selvático. Y es eso lo que hacen inolvidables estas tierras, que siempre tendrás un pretexto para volver ( yo ya tengo el mío, ir a Minca y la Ciudad Perdida) o tal vez para recorrer esos lugares que en un primer momento te enamoraron porque definitivamente y sin correr el riesgo de equivocarme, la experiencia siempre es diferente, el sonido del mar y ese aire puro proveniente de la Sierra hacen que te envuelvas en un mundo completamente diferente cada vez que lo visitas. Su gente, ese ambiente propio del caribe, sus aguas azules que te envuelven, sus diversos escenarios, solo nos propician esos momentos de felicidad que quisiéramos fueran para siempre.
(primera foto: Playa del Rodadero 2017, segunda foto: Quinta de San Pedro Alejandrino 2017, tercera foto: Playa del Rodadero 2018, cuarta foto: Bahía Concha 2018)
Santa Marta es misteriosa, poderosa, digna de ser glorificada y conocida por todos, en pocas palabras un lugar donde te olvidas de los problemas del día al día, donde tu nivel de estrés baja a lo más mínimo, te evoca serenidad, calma y un inmenso descanso al escuchar las olas del mar; lo único que importa en ese momento, es sentir, disfrutar y pensar cual va a ser la próxima aventura. Sinceramente me siento privilegiada al poder conocer tal paraíso, en el cual quisieras perderte por sus calles repletas de ritmo y sabor.
Sin más que decir y mucho por conocer, espero ansiosa el momento en el que pueda volver, sentir la brisa del mar en mi cuerpo y volver a encontrarme con esa paz que busco al pasar los días.
(fotos tomadas en el año 2019)
(fotos tomadas en el año 2020)
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