Bogotá y Boyacá: Un viaje al Interior del país.
- Luisa Jaramillo
- 24 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Los que me conocen saben que Bogotá no es una de mis ciudades favoritas y que sin llegar a tocar fibras regionalistas nunca la he considerado para algo más que una escala de avión. Sin embargo, las nuevas oportunidades existen y definitivamente en esta ocasión tuve el privilegio de conocer esta zona de otra manera, otro modo de ver las cosas. Pudo haber sido por el tiempo, por la época o simplemente por el hecho de que fue una experiencia muy muy gratificante.
El vuelo estaba programado para el 31 de diciembre de 2018 (rara fecha para viajar), llegamos muy tarde en la noche a Bogotá y realmente no había nada que hacer a esa hora y decidimos ir a dormir. Al día siguiente comenzó la magia. Siendo 1° de enero de 2019, un festivo, un clima perfecto y poca gente en la ciudad, realmente estábamos en el paraíso bogotano. Decidimos subir al Cerro Monserrate, recorrer un poco el centro de la ciudad y aprovechar la tranquilidad que aquel día se percibía y respiraba. Tuvimos la buena fortuna de encontrarnos con una señora (realmente no recuerdo su nombre) demasiado amable a la cual le preguntamos la ruta para llegar al centro, ella, en medio de mi asombro, nos dio todo el recorrido y nos iba contando las pocas cositas que ella sabía. En pocas palabras fue como un angelito para nosotros.
Continuando nuestro viaje por Bogotá y sus alrededores, decidimos visitar el Parque Jaime Duque, ubicado en el municipio de Tocancipá, es un parque temático cultural con alrededor de 200 hectáreas con un sinnúmero de atracciones para todas las edades, sin temor a equivocarme, un lugar que cualquiera debería conocer. Cuenta con una réplica del Taj Mahal a escala, las 7 maravillas del Mundo Antiguo, hasta una pequeña copia del Puente de Occidente, entre muchas más cosas interesantes por ver.
Nuestra aventura nos llevó finalmente a Boyacá, ciertamente a Villa de Leyva donde pasaríamos unos días para poder conocer todos sus alrededores, es un lugar que se los recomiendo a ojo cerrado y más si tienen la posibilidad de ir en carro o alquilar uno como hicimos nosotros, el cuál nos permitió conocer desde la salida de Bogotá todos esos lugares que merecen la pena ir. Pudimos recorrer varios pueblitos que se han quedado estáticos en el tiempo, los cuales conservan ese encanto especial dado en gran parte por su arquitectura, por esa tranquilidad y paz que evocan, sus caminos repletos de plantaciones de cebolla y ese “sumercé” tan característico de la zona.
En Villa de Leyva realmente hay demasiado por hacer. En primer lugar recorrer la Plaza Mayor, un lugar lleno de historia, en el cuál puedes disfrutar un buen café o una buena cerveza (hay varias marcas propias de la región), o para otros gustos, visitar el Museo del Chocolate o el Mercado Municipal, luego conocer la Casa Terracota, los Pozos Azules, el Parque Arqueológico, donde podrás ver fósiles reales encontrados allí, el Viñedo Ain Karim, perfecto para disfrutar una buena cata de vinos y hacer el recorrido por todo el viñedo (sinceramente, uno de mis favoritos), y un sinfín más de actividades y lugares por conocer que por el poco tiempo, no tuvimos la oportunidad de hacer.
Y, por último, pero no menos importante, un lugar imperdible en la visita a Boyacá es irrefutablemente, la Laguna de Tota. Un cuerpo de agua natural con una superficie cercana a los 55 km2, lo cual lo convierte en el lago más grande de Colombia. Para que tengan una visión aproximada de su magnitud, según Internet, San Andrés sólo cuenta con 26 km2 (inserte emoji con carita de asombro jaja). Su color azul intenso, contrastado con el color verde de los campos y los cultivos de cebolla y papa a sus alrededores, hacen de éste, un gran atractivo. Uno de sus principales encantos, es Playa Blanca, una bahía que invita a probar las heladas aguas de este gran lago.
Indiscutiblemente, Colombia es un país lleno de lugares hermosos y mágicos por descubrir. Desde sus costas, sus selvas, sus imponentes ciudades y sus pueblitos más escondidos te darán aventuras que de una u otra manera te marcarán. Es un país para todos los gustos, pluriétnico y multicultural. Veamos a Colombia con otros ojos, más allá de los conflictos que pudieron percibirse o de los que puedan presentarse, saquemos siempre adelante esa fortaleza que hemos tenido para sobrepasar todas las adversidades y dejémonos contagiar por esa gran riqueza que posee nuestro país.
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